domingo, 19 de enero de 2020

¿Cómo prevenir el latrocinio en las empresas?


El considerable aumento de hurtos internos, representa uno de los mayores dolores de cabeza para la seguridad empresarial.

La ausencia de adecuadas políticas de seguridad patrimonial y de normas de conducta interna, son debilidades que siempre están presentes en los lugares de trabajo. Un simple acto de inobservancia de las normas e incumplimiento de las reglas, es señal de alerta para vigilar el comportamiento de un empleado o trabajador.

En muchos puestos de trabajo existen normas de qué se debe y no se debe hacer, en algunos casos se les llama también reglamento interno. Sin embargo, también existen los manuales de procedimientos, funciones, órdenes de puesto, etc., que a fin de cuentas, son instrumentos que permiten medir y evaluar el desempeño de alguien a quien le ha sido asignada cierta tarea o actividad, en un lapso prolongado o corto.
Dentro de toda actividad o labor, el individuo responsable en llevarla a cabo tiene acceso a espacios y recursos (bienes propios o ajenos) que están expuestos a su cuidado, uso y mantenimiento. Estas tareas conexas no están del todo muy bien definidas en dichas órdenes de puesto o procedimientos de las empresas.

Tanto como Consultor y Jefe de Seguridad, me ha tocado colaborar en la investigación de eventos de pérdidas de activos. Inicialmente, este tipo de casos es manejado como extravío o faltante de equipos y materiales, dándose cierto margen de tiempo y de error al proceso del área donde ocurrió el imprevisto, a fin de que aparezca y sea encontrado el objeto reportado. A veces sencillamente la causa del hecho fue que alguno de los involucrados en el proceso lo tomó o lo sustrajo del lugar sin autorización. Esto es lo que llamamos latrocinio en las empresas; hurto o apropiación indebida.

Al estar frente a una situación de latrocinio, lo recomendable es comprobar el dolo y su impacto. Ambas consideraciones nos permitirán calificar la gravedad del incidente, su probabilidad de ocurrencia y la cuantificación del daño, en términos económicos. El responsable directo del evento (empleado / trabajador) es el sujeto activo del hecho, pero la reposición de la pérdida por la empresa y la falla de seguridad que la produjo, conforman el sujeto pasivo. Aquí es donde la teoría cobra importancia: Alguien tuvo la malicia de robar un bien ajeno, ya sea estando bajo su cuidado o no, y otros (en la organización) no tuvieron la misma "malicia" para evitar o prevenir que sucediera un hurto interno.

Es común escuchar la frase: "complicidad silente" o "cómplice por omisión". El grado de eficiencia en la supervisión de personal es un excelente termómetro para la validación de comportamientos no deseados dentro de la empresa. Es por ello que la gerencia y el liderazgo son recursos vitales en la temprana detección de señales de alerta, cuando algún empleado o trabajador tiende a comportarse de determinada manera no acorde a las normas y los valores de la organización, lo cual es merecedor de llamado de atención, que permita corregir y confirmar una mejora de la conducta esperada.

Esto por una parte, y por otra, está la eliminación de la causa raíz. Sí, es un grave error pensar que todos los hurtos o latrocinios en las empresas son hechos aislados. Estos delitos ocurren por fallas en: 1) Reclutamiento y selección de personal. 2) Medidas de protección de bienes y activos. 3) Capacitación de personal. Y 4) Liderazgo y supervisión.
¿Qué podemos hacer? Bien, en este mismo orden, paso a sugerir lo siguiente:

1. Incluir, además de pruebas psicotécnicas -fiables- al aspirante, la verificación de su información personal (historial delictivo) y académica o profesional. Las referencias laborales no tienen la misma estimación cualitativa que puede arrojar, por ejemplo, un buen test pre-empleo.

2. La NASA tal vez tenga un nivel de protección de bienes y activos muy alto (es de esperarse), pero no porque una mediana o pequeña empresa sea diferente en tamaño y proyectos, deje entonces a la suerte la seguridad y la protección de sus instalaciones. Hay que ser estrictos con el control de acceso. La revisión y chequeo al entrar y salir es fundamental, tanto de personas a pie como abordo de vehículos.

3. Realizar Auditorías de Seguridad y Estudios Valorativos de Riesgos. Una evaluación periódica de los subsistemas de protección permite saber si el estado de los mismos es óptimo o no, o si hacen falta implementarse nuevas medidas o la colocación de dispositivos de seguridad, físicos o tecnológicos.

4. Si no lo tienen, crear un plan de entrenamiento y capacitación del personal en materia de seguridad y protección. Y si éste ya existe, revisar qué otros temas u objetivos puedan ser necesarios para reforzar o construir una cultura de seguridad, para todos.

5. Investigar. Todo tiene un por qué. Un rol sumamente importante del gerente moderno, es analizar situaciones de incidentes donde hubo falta a la confianza y fidelidad por parte de algún miembro del equipo, para lograr conclusiones que ayuden a determinar la verdadera causa u origen, y por supuesto la solución del caso.

Dejar eventos no deseados sin investigar, y peor aun, no llegar hasta el final de las averiguaciones (administrativas, penales o civiles), dejará una brecha abierta para nuevas oportunidades de latrocinio en las empresas. Más allá de resarcir el daño, el objetivo que se busca da cada lección es la prevención. Hay pérdidas aceptables que no afectan gravemente la continuidad del negocio, pero la recuperación del daño moral o tentativo puede ser difícil de lograr, si no se actúa de manera firme y oportunamente ante cualquier incidente con consecuencias negativas.

José Ignacio Caballero

Naguanagua, a los 19 días del mes de Enero de 2020.

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