miércoles, 30 de diciembre de 2020

Los mercaderes de la seguridad II


Hay tres cosas que deseo aclarar antes de ir al tema principal de este artículo. Primero que todo, mi opinión está basada en lo que he podido observar durante los últimos tres años en el campo de la seguridad, tanto física como electrónica; segundo, es únicamente en el contexto local y nacional, o sea, venezolano, y por último, es una crítica constructiva (no malsana) para evitar que sigan habiendo más resultados decepcionantes a los que ya han habido, es decir, a no caer de nuevo en eso de "peor fue el remedio que la enfermedad".

Si seguridad es sinónimo de certeza, de confianza,  entonces lógicamente quien busca seguridad lo hace porque quiere de alguna manera sentirse bien (ante algo que lo inquieta o preocupa), y en este sentido, al comprar seguridad lo que se busca es, simplemente, tratar de obtener tranquilidad, sabiéndose protegido.

La pirámide invertida.
Para quienes nos movemos en este mundo de la seguridad privada, no es un secreto que la cúspide o pináculo de lo que se conoce como pirámide organizacional, en condiciones de crecimiento profesional, cada día se hace más grande que la base misma. En mi opinión, considero que esto se debe a un alto volúmen de ascenso profesional en jerarquías medias y altas, quedando rezagados los niveles bajos o llamados operacionales, los caballitos de batalla pues, y las razones podrían ser: 
1. Mayor desempeño en términos de compromiso y responsabilidad en los cargos de supervisores, líderes y gerentes del área. 
2. Acceso a capacitación y formación muy escasa y limitada en los puestos base, oficiales, inspectores, operadores e incluso hasta para personal clave de monitoreo de cámaras y alarmas.
3. La diáspora que ha afectado en mayor proporción a los prestadores de servicio privado de seguridad, principalmente lo cargos señalados en el apartado anterior.
4. Falta de motivación e interés.

Los aprovechadores.
Esta debilidad, que representa el hoy por hoy que vivimos, también trajo consigo lo que coloquialmente se conoce como "pescadores de río revuelto". El crecimiento de la demanda, no sólo de mano de obra competente, abrió la brecha de otros requerimientos para adquirir reemplazos y soluciones tecnológicas percibidas como inversiones más económicas a largo plazo. Craso error. 

La necesidad de cubrir a como de lugar las fallas (Nunca se dice de quién) y de atender nuevas situaciones que comenzaron a verse como un verdadero impacto para la seguridad, hizo que se multiplicaran las compañías de fachada y alianzas del tipo joint venture, entre empresas de naturaleza distinta que vieron el negocio de la seguridad como un modelo atractivo de negocio. 

La vigilancia fantasma.
Ya he escrito sobre el problema que afronta el sector de la seguridad privada desde la derogación del reglamento de vigilancia privada de 1975 con la entrada en vigencia de un decreto en 2018, un poco más a tono con la realidad, pero no ha logrado tampoco suprimir los vicios que aún persisten a partir de su entrada en vigencia hace dos años.

Tendencia.
La situación cada día se hace más caótica, un empeoramiento dado por muchos factores como los ya citados, además del contínuo bombardeo de ofertas engañosas y fraudes comerciales en la web y la caza de comisiones por parte de intermediarios o revendedores. 

Ser neutral para desmarcarse de la política no le hace tampoco un favor a la causa de recuperarnos o para volver a la normalidad. Quizás ya no son las mismas estrategias del pasado, tal vez debemos cambiar. Lo que resulta inaceptable, al menos en mi opinión, es hacer como el avestruz o voltear la mirada hacia otra lado.

Made in China.
Venezuela, cual país de tercer mundo depende de ciencia y tecnología foránea. Una triste radiografía de un nación riquísima. El gigante asiático logró arropar al mundo entero. La seguridad evolucionó en sistemas avanzados con la era de la digitalización y las nuevas tecnologías de la comunicación. Esto dio paso a desventajas competitivas con la política estatal de favorecimiento y carta blanca para la industria china de importación, consumándose el monopolio del mercadeo de equipos de relativa calidad y riesgo de pronta caducidad y daño.

Reflexión.
Dejo a consideración de aquellos colegas y miembros del gremio que formo parte y donde siempre compartimos opiniones y experiencias, de tomar un tiempo adicional para analizar estos cuestionamientos, ya que sí veo posible, con voluntad, ética y sentido altruista, revertir los cuatro puntos causantes de la pirámide invertida antes señalada. La pirámide es como tal pero su fortaleza está en su cimiento.

Tengamos gente supervisada pero eficiente; subordinados felices con su trabajo y, por encima de todo, empleados motivados y continuamente capacitados.

Personalmente he sido beneficiado en varias oportunidades con becas de estudio para realizar cursos y diplomados en prestigiosas instituciones de seguridad, ubicadas dentro y fuera del país. Por eso soy testigo de que existen facilidades en el ámbito académico, sin embargo, aguas abajo hay mucha tela que cortar.

Invito a las asociaciones sin fines de lucro, al sector empresarial y a los profesionales independientes, involucrados en la seguridad privada, a unir esfuerzos para potenciar nuestro rol en la sociedad, en aras de no permitir que quienes se hacen la vista gorda y llenan sus bolsillos en medio de esta gran necesidad generalizada, sigan teniendo éxito en su participación activa como corresponsables del problema junto al Estado.

Imagen cortesía de Formato Siete

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