viernes, 9 de abril de 2021

Estudio de seguridad y análisis de riesgos


Conoce a tu enemigo, conócete a ti mismo y serás invencible. No es exactamente igual a la célebre frase militar o como literalmente lo dijo Sun Tzu en el Arte de la Guerra, aunque pudiéramos entenderlo así, tal vez el general asiático quiso lo interpretáramos de esa manera.

Lo cierto es que tampoco se equivocó al señalar, y cito: “Para conocer a tu enemigo debes convertirte en tu enemigo”.

Al menos, deberíamos tratar de pensar como el enemigo; pues al saber cómo piensa y actúa nuestro adversario, podríamos anticipar sus movimientos.

Bueno, dejemos el plano militarista a un lado y pasemos a lo que tiene que ver la seguridad de nuestra integridad física y patrimonial.

La protección a personas, a sus bienes y activos se subsume en el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad privada, derechos universales que en muchos países de Latinoamérica el Estado se ha mantenido alejado de cumplir y proteger a cabalidad, un beneficio que debería ser para todos los ciudadanos por igual.

En todo caso, algunas organizaciones o personas jurídicas tienen la capacidad de proveerse su propio resguardo (seguridad privada), ya que cuentan con los recursos necesarios para ello. Sin embargo, no siempre las medidas de seguridad implementadas por medios particulares resultan del todo efectivas; se requiere de inteligencia y estrategia.

Un sistema de protección de instalaciones y de procesos debe pasar por un análisis previo de riesgos y un estudio de seguridad. “Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo”. Evaluar cada aspecto de la seguridad o proceso clave de la organización, no solo permite conocer los riesgos, las vulnerabilidades y las amenazas, sino que además ayuda a determinar cuáles serán aquellas medidas necesarias para prevenir pérdidas y daños.

Por citar un ejemplo de algo básico, toda infraestructura tanto industrial, comercial o residencial, requiere de protección perimetral y de barreras con dispositivos de cerramiento que eviten, dificulten y/o retarden cualquier acto de intrusión o extracción; habilitándosele al recinto de puertas o portones para el ingreso y salida de personas, animales u objetos, y dicho tráfico amerita realizarse con un protocolo de control de acceso para vigilar que lo que entra y sale está debidamente autorizado o no reviste un hecho potencialmente dañino o perjudicial. Mejor dicho, para detectar y neutralizar oportunamente una posible amenaza contra la instalación y las personas que allí se encuentran.

Hay que tener en cuenta que el adversario, intruso o delincuente, es un atacante que necesitará infiltrarse y moverse siempre. No sólo tratará de acercase sigilosamente al blanco o a su víctima para agredir o robarla de sorpresa, éste deberá traspasar o violentar tantas barreras y controles como le sea posible para lograrlo, y en el momento que menos se imaginen.

Los riesgos de intrusión, asalto o robo y hurto no son los únicos riesgos presentes en la calle, en un edificio o en una vivienda. Al analizar los riesgos, tanto en el entorno familiar como empresarial, debemos considerar muchas variables que, de manera accidental o deliberada, son amenazas provenientes del hombre, quien representa la mayor fuente de peligro latente para la integridad de las personas, sus bienes y planes a futuro.

Los riesgos naturales (huracanes, terremotos, inundaciones, derrumbes, deslaves, etc.) son impredecibles y estos pueden generar daños severos o significativos para las organizaciones, las comunidades y determinados lugares.

Para ello, es necesario realizar una valoración precisa de los riesgos, de las vulnerabilidades y las amenazas del entorno (internas y externas) que cada organización particularmente enfrenta. Un simple análisis FODA como proceso meramente administrativo y funcional no es suficiente.

La intervención de un consultor o especialista en riesgos es fundamental para la planeación de la seguridad. Para que la seguridad se convierta en verdadera -y no falsa- certeza; pasar de ser algo intangible a un hecho palpable y se convierta en una sensación de tranquilidad real, el resultado tiene que ser preferiblemente medible (cuantificable) y apreciable (cualitativamente) lo más objetivamente posible, capaz de predecir la probabilidad de ocurrencia de cada riesgo y estimar su impacto: en daños o pérdidas, tanto humanas como materiales, financieras, legales y éticas (de imagen o reputación).

Quienes nos dedicamos a brindar asesoría en materia de prevención de riesgos y seguridad física o patrimonial, poseemos el conocimiento y la experticia requerida, no obstante, dependiendo la profundidad del análisis y estudio de seguridad que hagamos, también nos apoyamos de métodos científicos, tales como: Penta o Mosler, Septri, Meseri, Marina, entre otros, pero en mi caso muy particular y profesional, utilizo la guía de Roy Borders y el manual para estudios de seguridad Control de Riesgos de mi amigo y excelente tutor Carlos E. Pérez Barrios.

José Ignacio Caballero

@menteprotectiva


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